Escucha ese piano, fluye lento,
con un gran sentimiento, de sus teclas a tu dentro, de su viento a tu aire, del
silencio a tu miedo y del vacío a tu lleno. Escucha porque debes estar atento,
él te habla, te muestra su verso, su nostalgia y su amor, porque está contento.
Mira sus manos, esos dedos, ese vapor que mueve anhelos, ese candor, ese tecleo
que es firme y terso, ese suspiro que de sí emana lento, ese cariño que no es
invento y esa ternura que toda se besa porque es dulzura y no infierno.
Escucha ese piano, interpreta su
locura, lee su historia porque es única, huele su textura porque en sus teclas
blancas es hermosura y en sus negras respira
angosturas. Escúchalo, cierra los ojos, aprieta tus labios y deja que
tiemblen los párpados, que la quijada se sobrecoja y que la mejilla recuerde
aquel beso que un día recogió de él, esa nota. Fúndete a él, arrodilla tus
sentimientos para que puedas volverlos a escribir, se humilde y a su música te
debes asumir, se valiente y siente porque el ser, aunque silente, no tiene
excusa para no sentir.
Escucha ese piano porque un
ángel lo está tocando, es el Creador que en su melodía está descansando, es el
mar que en cada silencio aletea una ola cansado, es el horizonte quien pega sus
notas y el cielo el que da color a la inflexión de esta canción. Escúchalo, lee
la hebra del sentimiento cuando fluye en el viento, lee lo profundo de esa nota
cuando tu piel atraviesa y la gota de su lágrima cuando a tus ojos se pega. Lee
su esencia, su transparencia y esa tinta que en melodía chorrea y chorrea…lee
su historia, su cuento, su leyenda, su poesía y su prosa porque entre sus
teclas hay algo más que música, algo más que una noria…algo más, que una simple
memoria.
Escucha ese piano porque en ti
está ese regalo, del cielo fue dado, lo que sientes no es vano, el Creador te
lo dio como legado y tú sabrás si lo sientes profundo o solo como un acorde
vacío en tu mano. Escúchalo, siéntate, sin nadie a tu lado, que no haya una copa
que distraiga al Mago, cierra tus pestañas, pon tu mente en blanco y dibuja en
cada tecla un sueño, un anhelo o un momento ansiado. Descúbrete como parte de
lo creado porque eres ser e importante, eres grano y parte, eres humano y del
piano su música, que por extraña, solo toca esa melodía que el Creador en tu
alma sembró, con la tinta de su dulce ironía. Escucha ese piano porque hasta tu
silencio toca, tus miedos desboca, tu amor en el viento escribe y a veces entre
nube y nube, una de tus lágrimas se convierte en algodón de azúcar, de una
nostalgia que nunca escribiste, de un sentimiento que besarlo no te atreviste y
de un momento en que estabas triste y ese piano, en música te dijo: ¡Si existes
y eres parte del gran Mago!
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