Siento lo que creo no debo, en el
viaje trasciendo, exhalé mis miedos cuando un alegre pezón abrió la ubre de mi
silencio y ahora respiro calma, soledad y un profundo deseo. De mi mano hago un
puño, se lo muestro al viento y el aire que respiro me dice que no es sincero;
arranco el primer botón de mi anhelo, saco el hilo que me cose dentro y miro
profundo el color de mi aliento. Encuentro una espina al norte de mi
pensamiento, una chispa que me dice que no estoy dentro, esa ansia que despacito,
ciega de palabras mis versos. Una melodía, una música, una poesía quería que
fuera mía, pero ahora en la melancolía, solo una sombra me espía, la sombra que
muerde mi desidia, la que muestra fugaz mi falsa valentía y la que rasga
silente mis paredes, en cada uno de mis días. Verdad de vida o vida compungida en
una realidad no querida, destino escrito o escrito vano y atrevido que en este
camino me mantiene como ufano, osado y quizás un poco desconfiado. ¡Déjame
ambiente!, déjame llevar, quiero jazz, un cigarro y una copa para llevar…¡déjame
saber mi verdad!, esa oscuridad que debo penetrar y ese malestar que entre mis
hombros no deja de apretar. Mira cielo porque soy de verdad, escucha Luna
porque de mi reflejo te he de llenar, compite estrella porque mi alma de tus
destellos está hecha, sufre Universo porque aunque sea gota de tus senos, de mi
te he de embriagar. Dime gran mago de la humanidad, que te he hecho para que tu
olvido sea mi ansiedad, que te he hecho para que tus ojos realcen tanta
frialdad, que te hecho para que tu boca un beso no me pueda tatuar…que te hecho
para que mis huellas no sean parte de tu eternidad. Explícamelo, razónamelo en
tu inmensidad y con peras y manzanas te aseguro que entenderlo mi alma podrá.
Dios, si existes dime como se vive la inmortalidad, dime que jardín envuelve tu
paraíso y que flores olerán mi humildad, por favor dime cuándo podré descansar,
cuando mi alma podrá viajar, cuando a tu lado podré mi aliento dejar y cuando
por fin mis fuerzas no tendrán un lugar donde las puedan retar. Dime Dios si
todo es verdad, si tanta intensidad es soledad o si tanta premura es destino o
inseguridad…Dios, tú que sabes que el crear es amar, que el abrazar es dar y
que el besar a veces solo es juntar…Dios tú que un día me pariste desde tu
realidad, dime que no soy un juego ni un sueño, que no soy parte de tu
virtualidad ni un pequeño suspiro más, en la boca de la eternidad. Dime por
necesidad, dímelo por terquedad y dímelo porque me muero en la ansiedad. Dios,
por favor, si eres creador, haz que mis manos sean dos puños, que mis ojos
escuchen, que mis oídos vean y que mis labios le den sabor a esa boca que desde mi sueño siempre me
evoca.
No te pido otra cosa, solo silencio,
amor, abrazo, cariño, caricia, ternura, fuerza, olvido, sueño, ilusión, deseo,
pasión…y un poquito de ti, porque todo
tenerte no puedo, soy pequeño, grande en deberes y diminuto en quereres. Dime
de una vez si amarme puedes porque sino buscaré hacer otros quehaceres, le
preguntaré al averno si hay un espacio
entre sus sienes, al vaticano si inventó otra religión que quepa en mis
bienes o a Mahoma si el Sol está en mi poniente. Por favor dime que me quieres,
porque el orgullo en la divinidad no
aparece, de porqués la vida languidece y por muchos ojos que tengas, la mirada no aprende. Por favor, dime que soy
bello, que arras tengo, que la memoria me sostiene y que en el recuerdo no me
mantengo, que cuerpo todavía tengo para amar cualquier ego y que si frente a mi
mar el juez me quiere hacer eterno,¡ te digo que me dejo!, que mis cenizas en
él andarán lejos y que mi sapiencia en cada burbuja será sal, marea alta y una letra que cada vez que
la ola se la lleve, escribirá una pequeña leyenda en su viento.
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