Escribí un sueño y me enamoré de sus letras.
Tanto lo deseé, que lo sentía y vivía cada vez que lo leía. Lo sonreí y lo
lloré, lo imaginé con cien colores y lo besé con mil labios, lo abracé y lo
arrullé, lo toqué y lo acaricié…Dejé que mi luna durmiera en él y que un Sol,
lo despertará en la ilusión de su amanecer. Escribí tu nombre en ese Sol, pero
sus vocales se difuminaban entre los enredos de tus consonantes. Fue entonces
que lo forjé en el hierro de mi alma y lo marqué con fuego en ese Sol…Pero siempre
el viento del destino lo erosionaba con tal fuerza, que ni una sombra de su
reflejo quedaba. Era un sueño muy
grande, tan grande que no cabías en él.
Comprendí que primero tenía que lograrlo con todas mis fuerzas,
alcanzarlo desde mi propia historia y dibujarlo, solo con mis manos. Entendí
que los sueños están hechos para ser forjados por uno mismo, que no está
permitido repartir culpas sino lo consigues y que debes lucharlo desde tu
soledad. Porque llegará un día que estarás sentado en lo más alto de su cima y
entonces conocerás a quien te siguió y a quien se quedó en el camino…Y será el
momento de compartirlo con quien creyó en ti, con quien creyó en ti cuando
decías que no podías, con quien creyó en ti cuando tus huesos se arrastraban
entre las alcantarillas de la vida, con quien creyó en ti cuando llenabas
lágrimas con tus ojos y respirabas dolor en cada uno de tus pasos.
Es tu
fiesta de vida, la culminación de un deseo y la publicación de una poesía,
escrita con los versos de tu historia. No repartas invitaciones, primero escoge
el lugar, el menú, la mantelería y la cristalería. Escoge los adornos más caros
y las flores más exóticas. Llénalo de colores, olores y luces. Contrata el mejor
cheff, a los mejores camareros y las más hermosas edecanes…Y cuando estés
listo, escribe tu lista de invitados a tu sueño y verás cómo son muy
pocos…Quizás uno o dos, o quizás nadie. Escribe tus sueños, deséalos, siéntelos
y vívelos…Lo conseguirás y darás sentido a tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario