Arranqué un suspiro de tus labios, lo escribí
en mi lengua y poco a poco lo dormí en mi corazón. Dejé que el viento callara su ira, que el frío
menguara sus astillas, que el Sol naciera en nuestro amanecer y que tus
pestañas abrieran mis ojos. Respiré tan profundo tu aliento, que el lunar que
dibujaba el sueño de tus mejillas, enceló su orgullo…Te respiré tan cerca, que
tu vaho empaño nuestras miradas.
Te robé
un suspiro, lo envolví con mi poesía, lo cobijé en mi alma y lo convertí en
tinta para mis versos. Te robé un suspiro, una explicación de amor, una saliva
de ilusión y un porqué de mis sueños. Te robé un suspiro y con gusto, pagaré
cárcel por ello: Seré prisionero en tu cuerpo, mis barrotes serán tus brazos,
mí comida tu corazón y mi cama tú alma. Seré el primero en llegar al juicio y
el juez del destino, dictará sentencia. Sonreiré cuando el martillo de la dulce
justicia me sentencie a cadena perpetua…La esperanza llorará de alegría, la ilusión
terminará su trabajo y mi sueño morirá en su cumplimiento.
No
pagaré fianza alguna, porque mi delito no la alcanza. Seré prisionero en tu
cuerpo y jamás saldré de él, porque no habrá carcelero que se atreva a sostener
la llave en sus manos. Escribiré con la pluma de tus dedos, sentiré con la
sangre de tu corazón…Lloraré, reiré y viviré la intensidad de tus sentimientos
y de ellos cada día me enamoraré más y más. Mis paredes serán tu piel y en
ellas, pegaré las fotografías de mi historia. Mi única luz, serán tus ojos y a
través de ellos descubriré los paisajes de tu luna. Mi querida soledad será
olvido, porque cada noche recorreré tu cuerpo como si fuera la primera vez,
porque en cada destello de tu alma viviré un paraíso y porque en cada latido de
tu corazón…Escribiré un verso en mi
vida.
Fui el
ladrón que un día te robó un suspiro, el hombre que un día se fundió en ti…Ese
verso, que te convirtió en eterna poesía.
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