Tus
palabras saben a miel y huelen a chocolate caliente. Tus ojos respiran ternura
y tus labios, funden deseo. Dejaste que tu silencio prendiera mi pasión pues
con solo una caricia, despertaste el animal de mis instintos. Cabalgamos entre
fuegos de miradas, nadamos humedades que sentíamos sin tocarnos, desafiamos
alientos y llenamos de vaho nuestros cristales. Palabras que no necesitan ser
dichas, pues las absorbe una copa de tinto en tu boca… Versos de pasión que no
son recitados, pues los escribe el alma y los lee el corazón.
Estremeciste el momento y rompiste las reglas cuando de repente revivió
un suspiro en tu garganta y me dijo ¡Desnúdate¡…Te contesté ¡Hazlo tú¡…Lo
hiciste, la elegancia desbordó cariño y tu impulso poseyó mi pecho, tus manos
enredaron mis miedos y tu boca se llenó de mi cuerpo. Contorsión y sensualidad,
magia y excitación de alto voltaje… Tus pestañas cerrando mis ojos, tus manos
arrancando mi cinturón, mis dedos clavados en tu espalda, mi cintura
desbordando tu música, tu lengua jugando con mi sudor...Mi corazón, latiendo su
fuerza en tu piel. Erotismo que marcas sensaciones y erizas carne, lujuria de
un instante que destruyes pecados y desamarras yugos de antiguas educaciones,
libertad de amar…Libertad de dar. Versos de pasión que no son recitados, pues
los escribe el alma y los lee el corazón.
Ni tu
viento cesaba, ni mi calor remitía en su intensidad. Mi luna se hipnotizó en tu
primer gemido y solo sentí tus manos arrugando las sábanas de mi mar. Te sentí
y me sentiste. Desprendí sublimes fragancias cuando mis manos se perdieron
entre tus cabellos, escuché lágrimas de deseo cuando tus piernas envolvieron mi
cintura, rebasaste el límite de lo permitido cuando tu ternura enredó mi vigor…Era
música, era grito, suspiro y gemido… ¡Eran versos de pasión! que no son
recitados, pues los escribe el alma y los lee el corazón.
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