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lunes, 9 de julio de 2018

ENTRE TÚ Y YO...



-          Oye mi amor
-          Dime
-          ¿Tú sabes cuantas veces he amado antes de tí?
-          No
-          Cuando era niño me decían que amar era abrazar, montarme en un columpio y besar el aire, coger mi bicicleta y acariciar con mi cuerpo aquella acera, tener en mi mano una mariposa y sentir que sus alas eran como de cera,  poner una canica en mis manos, subastar un cromo, conseguir ese regalo cuando buenas notas sacaba o meter un gol cuando en el colegio el recreo me dejaba. Amar no era parte de la poesía ni ese rincón que los adolescentes a oscuras respiran, no era algo que perseguía ni parte de mi vida. Crecí, las hormonas se soltaron en mí, no entendía, a veces la música me daba una canción que a pedazos comprendía, otras veces era la película quien despertaba cierta húmeda alevosía pero yo en mi mundo seguía. Siempre la gente hablaba de ciertos deseos, en el kiosko de mi esquina había siempre mujeres divinas, quizás hechas de papel pero siempre parecían urgidas de algo que no entendía. El amigo en mi hombro se reía porque mis preguntas eran chiquitas y grande la inocencia de aquella vida, una amiga un día me dijo que ya madurara porque era guapo y ella me quería pero que amarme no podía porque siempre mi niño con ella podía. Yo seguía, creciendo, jugando al futbol, sacando buenas notas, obedeciendo a mis padres…y un día, una bella niña me besó: tenía el pelo castaño, ojos verdes, piel de verano, olor a una frescura que llamaban chanel número cuatro, sus labios eran como un terciopelo tan bonito que me urgía besarlos, mi cuerpo estaba húmedo, había sudor, ansiedad, entre mis piernas una erección no mesurada, manos, abrazo, sus  pequeños pezones me rasgaban, lindura de niña y yo un ángel extraño, enamorado en un cielo demasiado excitado. ¿Sabes? Yo creo que si la amaba, porque necesitaba esos labios en mi boca, esa lengua traviesa que no tenía tregua ni pausa, esos ojos que atravesaban la mirada, ese aliento cálido que en mis humedades salpicaba, ese olor tan fresco que ni el mar se atrevía a soltar. Ese primer amor si era de verdad. Creí que eso era amar y que todo lo que me habían explicado, ahí estaba, que sería eterno, que nunca se acabaría, que el pecado era una falacia y que en mi vida jamás al amor preguntaría ni por su abrazo ni por su almohada. Y pasó lo que tenía que pasar porque por eso solo fue el primer amor, ese amor que no pregunta, que es niño y no reclama, que es niña y no tiene respuestas, que es el primero y no juzga ni siquiera la palabra.
-          Veo que te marcó ese primer amor.
-          La verdad es que sí.
-          ¿Y, yo?
-          Tú eres mi reina, quizás ella fue hada en un cuento que solo vivió una primavera, pero tú estás en mi trono y duras, una vida entera. Fíjate, acompáñame, veámonos en este espejo, tú y yo, a media luz. Desnudémonos. Mirémonos. ¿Ves esta arruga? Cuando te conocí, no era, llegó después, no es piel de una primavera, es partecita de un amor que en los años ha crecido despacito, un sorbo de esa pasión que juntos hemos escrito, la tilde de esa palabra que por merecida y osada nunca la lleva, esa palabra llamada “deseo” de la que solo tú y yo, conocemos su verso. Ahora en todos sus pliegos es hermosa, estira su poro cuando siente tu boca, te sonríe porque tú la provocas, a veces también te llora porque de ti es parte y un poquito de tu memoria. Mírala, tócala, estírala, siéntela toda porque entre los dos, le pusimos nuestra historia. ¿Te das cuenta? Ahora tienes más pecas, mis canas son más perfectas, tu caricia me rebosa eterna, mis besos cada día más te desean, tu mirada más tierna, mi poesía más profunda y serena, tu alma más añeja. Mi corazón solo late tu amor y cada una de mis arrugas de tu aliento toman su vapor, se estiran, se desnudan y cada noche en nuestra cama, solo esperan que seas tú quien las lea, las adore, las posea…que seas tú, quien les dé su dosis de dulzura. Ven, porque en todos estos años hemos conseguido algo que no se compra ni es prestado, ese silencio que entre tú y yo nos mira despacio, ese saber que la libertad de amarnos hemos logrado, ese pequeño espacio donde hacemos el amor cada vez que la gana nos abraza, ese minúsculo Universo que entre tú y yo, hemos creado.
-          MI amor
-          ¿sí?
-          Si pudieras volver a tener una vida conmigo, que cambiarias
-          Quizás decir lo que siento más a menudo.
-          ¿Y tú?
-          Olerte más profundo y despacito cada vez que me abras tu mundo.





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