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Oye
mi amor
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Dime
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¿Tú
sabes cuantas veces he amado antes de tí?
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No
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Cuando
era niño me decían que amar era abrazar, montarme en un columpio y besar el
aire, coger mi bicicleta y acariciar con mi cuerpo aquella acera, tener en mi
mano una mariposa y sentir que sus alas eran como de cera, poner una canica en mis manos, subastar un
cromo, conseguir ese regalo cuando buenas notas sacaba o meter un gol cuando en
el colegio el recreo me dejaba. Amar no era parte de la poesía ni ese rincón
que los adolescentes a oscuras respiran, no era algo que perseguía ni parte de
mi vida. Crecí, las hormonas se soltaron en mí, no entendía, a veces la música
me daba una canción que a pedazos comprendía, otras veces era la película quien
despertaba cierta húmeda alevosía pero yo en mi mundo seguía. Siempre la gente
hablaba de ciertos deseos, en el kiosko de mi esquina había siempre mujeres
divinas, quizás hechas de papel pero siempre parecían urgidas de algo que no
entendía. El amigo en mi hombro se reía porque mis preguntas eran chiquitas y
grande la inocencia de aquella vida, una amiga un día me dijo que ya madurara
porque era guapo y ella me quería pero que amarme no podía porque siempre mi
niño con ella podía. Yo seguía, creciendo, jugando al futbol, sacando buenas
notas, obedeciendo a mis padres…y un día, una bella niña me besó: tenía el pelo
castaño, ojos verdes, piel de verano, olor a una frescura que llamaban chanel
número cuatro, sus labios eran como un terciopelo tan bonito que me urgía
besarlos, mi cuerpo estaba húmedo, había sudor, ansiedad, entre mis piernas una
erección no mesurada, manos, abrazo, sus
pequeños pezones me rasgaban, lindura de niña y yo un ángel extraño,
enamorado en un cielo demasiado excitado. ¿Sabes? Yo creo que si la amaba, porque
necesitaba esos labios en mi boca, esa lengua traviesa que no tenía tregua ni
pausa, esos ojos que atravesaban la mirada, ese aliento cálido que en mis
humedades salpicaba, ese olor tan fresco que ni el mar se atrevía a soltar. Ese
primer amor si era de verdad. Creí que eso era amar y que todo lo que me habían
explicado, ahí estaba, que sería eterno, que nunca se acabaría, que el pecado
era una falacia y que en mi vida jamás al amor preguntaría ni por su abrazo ni
por su almohada. Y pasó lo que tenía que pasar porque por eso solo fue el
primer amor, ese amor que no pregunta, que es niño y no reclama, que es niña y
no tiene respuestas, que es el primero y no juzga ni siquiera la palabra.
-
Veo
que te marcó ese primer amor.
-
La
verdad es que sí.
-
¿Y,
yo?
-
Tú
eres mi reina, quizás ella fue hada en un cuento que solo vivió una primavera,
pero tú estás en mi trono y duras, una vida entera. Fíjate, acompáñame, veámonos
en este espejo, tú y yo, a media luz. Desnudémonos. Mirémonos. ¿Ves esta
arruga? Cuando te conocí, no era, llegó después, no es piel de una primavera,
es partecita de un amor que en los años ha crecido despacito, un sorbo de esa
pasión que juntos hemos escrito, la tilde de esa palabra que por merecida y
osada nunca la lleva, esa palabra llamada “deseo” de la que solo tú y yo,
conocemos su verso. Ahora en todos sus pliegos es hermosa, estira su poro
cuando siente tu boca, te sonríe porque tú la provocas, a veces también te
llora porque de ti es parte y un poquito de tu memoria. Mírala, tócala,
estírala, siéntela toda porque entre los dos, le pusimos nuestra historia. ¿Te
das cuenta? Ahora tienes más pecas, mis canas son más perfectas, tu caricia me
rebosa eterna, mis besos cada día más te desean, tu mirada más tierna, mi poesía
más profunda y serena, tu alma más añeja. Mi corazón solo late tu amor y cada
una de mis arrugas de tu aliento toman su vapor, se estiran, se desnudan y cada
noche en nuestra cama, solo esperan que seas tú quien las lea, las adore, las
posea…que seas tú, quien les dé su dosis de dulzura. Ven, porque en todos estos
años hemos conseguido algo que no se compra ni es prestado, ese silencio que
entre tú y yo nos mira despacio, ese saber que la libertad de amarnos hemos
logrado, ese pequeño espacio donde hacemos el amor cada vez que la gana nos
abraza, ese minúsculo Universo que entre tú y yo, hemos creado.
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MI
amor
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¿sí?
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Si
pudieras volver a tener una vida conmigo, que cambiarias
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Quizás
decir lo que siento más a menudo.
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¿Y
tú?
-
Olerte
más profundo y despacito cada vez que me abras tu mundo.
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