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Piensas que no puedes, que
intentarlo es miedo, que si te atreves y no lo consigues cargarás culpa, que ya
tienes bastantes en tu memoria y que el fracaso, quizás, sea parte de tu
historia. El error nos explica, como raza, como entes, como razón de vida, como
el único camino en nuestro aprendizaje. El límite no existe, el poder eres tú,
el miedo es enseñado y las culpas, un extraño legado que día con día
alimentamos, para que nuestros sueños se queden en aquel niño del pasado.
Mira al pez cuando es pescado,
en la red da coletazos, se siente atrapado, no puede salir de ese enredo
fabricado. Quiere y no puede, tiene miedo y una gran culpa por haber caído en
el engaño. Quizás el error explique su evolución porque en él mueren más que por viejos y ancianos. Te pregunto: ¿No te
recuerda algo?
En esa red caímos hace mucho
tiempo, en ella vivimos atrapados, entre negatividades, miedos y culpas, solo
esperando que alguien la estire, la recoja toda y dejemos de respirar ese aire,
que tan poquito oxígeno nos otorga. Fíjate en la sociedad, en esa que vives y
en la que nada es diferente, poco cambia, las reglas son persistentes, la
presión latente y el consciente del ente, explicado como parte de un poder
demasiado envolvente. Un poder que no te da salidas, que te explica cómo no
eres, ese que te recuerda siempre que no puedes, el que te educa para que no
pienses, el que no es distinto y en el que incluso quien gobierna, no es, como
tu crees.
Vivimos entre “verdades” impuestas por la ciencia, la
religión, políticos y sociales creencias, por gobiernos, los grandes medios,
sacerdotes y logias que esconden sus manos para que no veamos en ellas, las
líneas de un destino, por ellos controlado. Vivimos en un límite creado,
artificial, consentido y nos sentimos cómodos: en el trabajo, la rutina, la
telenovela y esos votos, mal explicados, siempre amañados y nada democráticos.
Sentimos que esto es lo que merecemos, luchamos por ajenos sueños, mientras los
nuestros siempre están en dique seco, nos conformamos con las migajas de un
lejano Universo y conservamos nuestra energía solo para llenarnos de dudas,
miedos y extrañas culpas. Este es el verdadero límite, el que nosotros creamos
en el consentimiento, el que nos tiene atrapados en esa red, el que nos
recuerda cada día que mañana, todo será parte del mismo engaño.
Atrévete a conocerte y verás que
sí puedes, que puedes ser diferente, pensar distinto, crecer sin límites, cambiar
el subconsciente donde están grabados los miedos, las culpas, las negatividades,
esos vicios que nos mantienen atrapados en la red de los deshechos, esas
enseñanzas impuestas y que limitan nuestros derechos. Aprende, sé autodidacta
porque el maestro lo tienes dentro, nadie te enseñará cómo hablarle, solo tú
puedes escucharlo, solo tú, tienes el poder para abrazarlo. Entenderás que eres
muy diferente a como te han explicado, sabrás de dónde vienes, cual debe ser tu
legado, a dónde vas y porque hasta aquí has llegado. Respírate, en ti vive esa Luz que te ayudará a conocer tu
ser, ese ser que debes entender de una vez, no fue hecho para esto, sino para
mucho más que vivir atrapado, en la red de los deshechos. No medites, medítate.
No duermas, suéñate. No consientas, vive. No tengas límites, apréndete.
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