¿ Por qué tus caricias son tan
frías, por qué tus palabras no me dicen nada, por qué escribes con tantas
faltas de ortografía, por qué tus tildes no acentúan nada, por qué tus lágrimas
parecen tan falsas?…¿Por qué ya no te siento ni me haces falta? ¿Por qué en tu
silencio no me siento en calma, por qué en tu abrazo es la indiferencia quien
manda, por qué tu mirada la siento tan lejana,
por qué mi almohada solo tiene mi huella dibujada?... ¿Por qué cuando te vas,
mi alma no te extraña?
Contéstame, que no sea el
pretexto una artimaña, tu silencio una alarma o tu desfachatez ese cuerno que
desgarra mi alma. Dime que eres diferente, que esa mujer de la que me enamoré
todavía está presente, que es una confusión o el viento frío que me calla de
frente. ¡Habla! No te escondas bajo tu vientre, en esa sonrisa que sabes que ya
no es decente, en esa avaricia que sobre mí cae persistente, en esa melancolía
que en tu olor está presente o en esa pasión que antes era consistente y ahora
cae hecha pedazos cada vez que me sientes.
¿Por qué ahora me gritas cuando
antes al oído me susurrabas, por qué tu piel no sabe a nada, por qué tus labios
están secos cuando mis besos los abrazan, por qué tu cabello pinta colores de
un tinte extraño, por qué tanto has cambiado?
Dime en qué te he fallado, en que
parte del pecado te he olvidado, en cual de tus silencios te he gritado, en que
caricia he perdido a mi niño o quizás es que ya no te guste como anciano. Dímelo
de frente porque así lo habíamos platicado, en la cama de lado, de la mano
caminando o en silencio y atrevida como siempre, cuando otra gente estaba
hablando. Que no te condicione el miedo, quizás de otro te has enamorado y no
te atreves a sentirme lastimado, no pasa nada, sé valiente porque tengo pretendientes, no me
hagas perder el tiempo porque la vida con él no es decente. No me mires
diferente porque libre te dejo en tus quehaceres, ya no me contestes, no tiene
caso, compré mi ocaso, mi noche, mi
música y mi Luna, vendí nuestra cama, tus leyes, tus humedades y tus amarguras,
alquilé tus sentimientos a una bruja, tus falsedades al elfo más anciano y tus
cuernos a un extraño ente que encontré en la mesita de noche de tu lado. Me voy
al mar a llenarme de nueva espuma y exquisita sal, de cielo y transparente
humedad, de esa energía que me quitaste y de la fe que de mi sangre, gota a gota
chupaste. Adiós, que te vaya bien, que la fuerza te acompañe, ahí te dejo una
maleta y parte de mi equipaje, una historia y unos ojos que siempre te miraron
de frente, porque tengo mucha prisa por sentir esa caricia, que me diga que
para ella soy exclusivo, poeta y diferente.
Que sea divino tu camino y largo de
mi, tu exilio. Que el amor te haga su protegida, que tu vida por otro sea
compartida y jamás regreses como parte de mi destino, porque aunque esté
escrito, ya le cambié cada rima, su estructura y también, su poesía.
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