Entre dos
tierras quise escribir la odisea de mi vida, entre diferentes mares cultivé
amores y en sus ríos ahogué mis errores. Dibujé sombras donde la luz irradiaba
en su máxima intensidad, escribí ajenos despechos cuando era el amor el que
necesitaba de mi tiempo, escuché acordes de viejas guitarras cuando las
trompetas de la vida ahogaban mis querencias.
Llené mochilas de
culpas que no quise compartir y nunca entendí, machaqué una y otra vez mis
nudillos en las duras puertas de la soledad, arañé momentos y embarré mi alma
con los recuerdos de un pasado que nunca
supe borrar. Sembré herencia y recogí olvido, escribí pasión y coseché dolor y
en mi equivocada osadía quise ver transparencias en espejos que jamás
reflejaron una gota de sentimiento.
Angustia que
recoges nostalgias y las envuelves con tu melancolía en mis momentos, angustia
que perviertes emociones y provocas temblores, angustia que vives en el escalofrío de mi piel y
penetras con tu lanza los vacíos de mi estómago. Angustia que naciste en la
necesidad del miedo, angustia que permeas las profundas capas de mi alma,
angustia que permites que la historia llore en tus brazos y dejas que viva la fiel inseguridad en mi
destino.
Angustias que
roban tiempo a la vida y mecen en sus brazos la cercana palidez de la muerte,
angustias que visten de oscuras formas las siluetas de mis calles, angustias
que absorben letras y escupen las hieles de mis infiernos…Angustias escritas, en el caparazón de mi timidez.
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