Vístete de
seda, alegra tu silueta con los tacones de la dulce perversión y cuando veas
que mi memoria duerme en el silencio de la melancolía, desviste tu sensualidad
y enamórame con el suave ruido de tu seducción.
Deja que
mis manos se embelesen con las curvas de tu ternura, consiente las miradas que
solo recuerdan vacíos y cuando el baile de tu hermosura encienda mi sangre…Solo
sigue, sigue y sigue.
A veces la
timidez doblega nuestro sentir, a veces las culpas resurgen en el recuerdo y a
veces el tiempo amaga nuestras pasiones. Déjate llevar por el síndrome de su
viento, acaricia la novedad y no temas,
porque en el aire no hay distancia, solo oxígeno.
Permítete
sentir, permítete reír, permítete divertir y permítete gozar…Gózala hasta que el
peso de tus brazos derrumbe su pasión, hasta que el último grano de polvo quede
pegado en la desnudez de tus pies, hasta que tu aliento no pueda arrancar un
solo beso de sus labios.
Descubre tu alma ante sus ojos y verás la
sencillez de su corazón, envuélvela con tu cuerpo y sentirás el calor que
recorre por sus venas, escribe con tu
saliva una letra en sus hombros y quizás
esa noche, gozarás su paraíso.
Sedas y
tacones, baile y desahogo, ritmo y nostalgia…Ansiada perversión y provocación
encontrada.
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