…DEDICADO CON MUCHO AMOR A MIS NIETAS FRIDA, LUCÍA Y JULIA.
Ven y escucha
con atención. Dame tu mano porque necesito sentir el pulso de tu corazón entre
mis dedos, necesito la quietud de tu alma y el silencio de tu boca. Guarda tu
sueño porque esta noche escucharás el cuento del amor universal.
Cuentan antiguas
leyendas que un día llegó un nuevo sol, un sol lleno de dedos que en su osadía
quiso tapar con uno de ellos nuestra luna. Ésta embraveció su cara oscura,
llenó sus cráteres de incandescente lava y escupió su aurea boreal como escudo
a la amenazante prepotencia. No logrando
su propósito, dejó que los latigazos de su intermitente fuego minaran las
posibilidades de su enemiga. La hostigó, la vejó, la menospreció y en su falso
gobierno del universo…Compró estrellas, redirigió cometas y provocó explosiones
donde creyó caminaría su adversaria.
Amaneció el
segundo día y el maldito orgullo permanecía incandescente entre sus brazos , la vieja avaricia reinaba por doquier y la
envidia roía los segundos por poseer la magia de esa luna. Magia de dioses y
poetas, magia de amantes y proxenetas, magia de amor y de los ángeles.
Anocheció y ya era el tercer día. La luna ensombreció su paisaje y menguó su apariencia. Recibió poquito a poquito y en secreto, la energía de otros universos. Llamó a la paciencia y le dió un lugar a su izquierda, encontró entre los olvidos de nuestro mundo a la inteligencia y le dió un lugar a su derecha. Leyó entre las leyendas de perdidos héroes, rescató sus figuras y los sentó a un lado de la paciencia. Desbarató los ecos de tantos gemidos que algún día provocó su reflejo y los convirtió en afiladas lanzas.
Amaneció y el
cuarto día despertó con toda su arrogancia, El nuevo sol invadió con todo su
poder las cuatro caras de la luna, arremetió su desmedida fuerza para
arrancarle el corazón, luchó minuto a minuto con infame encono para arrebatarle
los sentimientos de su alma y en su jodida valentía, invitó a otros soles para
que absorbieran toda su energía y apagaran por siempre su reflejo.
Anocheció y
en la espera del quinto día, la luna menguó su luz como la cera derrite los
años de mis velas, alcanzó su plenitud y se escondió tras el verdadero sol, ese
sol que la acompañó en su vida, ese sol que apadrinó su nacimiento…Ese sol que
la ayudó en sus primeros pasos. Lloró su soledad, cerró puños y vió que no
estaba sola, que podía luchar, que podía sobrevivir a tanta maldad.
Amaneció el
sexto día y la inquietud hizo mella en su falso letargo. Se despertó con la
paciencia, esperó que la inteligencia respirara un aliento y armó con las
lanzas de los antiguos gemidos, a los
héroes de nuestra raza. Solo esperó el atrevimiento del enemigo y cuando éste
arremetió el ataque final, la inteligencia suspiró una idea…la paciencia se
hizo a un lado y nuestros héroes tomaron la enjundia de nuestra historia y con
sus lanzas atravesaron el corazón del nuevo sol.
Anocheció y en espera del séptimo día, nuestra luna por fin descansó.
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