Invadiste la
intimidad de mi aire, cortaste el escalofrío del viento, copiaste tu alma en el
aura de mi mente y mientras el mar arrastraba tus pensamientos…Sentí tu luz. En
ella perdí la inocencia del silencio, en ella aprendí el valor de mis deseos,
en ella acaricié el lado oscuro de mi soledad y cuando abrí los ojos del
corazón…Ahí estabas tú.
Siéntate a mi
lado y escucharemos en silencio, los caminos del tiempo.
Acortemos
espacio y arrullemos sentimientos.
Dame tu mano
que sentiré las asperezas de tu historia
Acaricia mis
dedos porque en sus yemas está escrito el teatro de mi poesía.
Exigencia
del corazón y pausa en el alma. Abrázame y enamórame, poséeme y destroza mis
instintos. Deja que los leños del amor chispeen estrellas, deja que mis
caricias arranquen los vellos de tus recuerdos…Deja que mi cuerpo se pegue por
siempre en el sudor de tu piel. Porque en mi frenesí, hasta por tu saliva
lloro…Ahí donde mi lengua envuelve sentimientos e inventa locuras, ahí donde el
recuerdo exprime ansias y el placer escribe pasión, ahí donde los ángeles
componen música y los paisajes se visten con tus colores.
Silueta que
renaces entre humos cuando piensas en mí, sabor a mujer que distingues elegancia
entre los labios de mi añejo tinto, gota de miel que tapas cada uno de los
poros de mi conciencia…Seducción y distancia. Eco de pasión que desatas la
furia de mis latidos, sensualidad mordida entre los dientes de mis recuerdos,
fragancia de luna que un día empapaste de tu sangre la encarnizada lucha de mis
sentimientos, rincón de sueño que te escondiste en un pedazo de mi alma…Ven y
deja que este presentimiento reviva en mi noche.
Un momento
contigo, un instante de dulce eternidad.
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