Ya entendí que para ti, solo soy un juego.
Dejo que mis ojos miren al cielo y solo mis lágrimas, enturbian su grandeza.
Dejo que mi boca exhale su viento y me lleno de Universo. Abro mis manos y en
ellas solo recojo las cenizas de tanto desamor y de tanta desilusión.
¿Por qué
cada vez que abro mi corazón, lo abren en canal y beben su sangre? ¿Por qué
cada vez que dejo que escriban en mi alma, sus tintas la queman? ¿Por qué
cuando mi cuerpo arde en pasión, nadie lo abraza? ¿Por qué siento que mis
sentimientos, no los sienten? ¿Por qué mi felicidad solo la encuentro entre la
luz de mis ceras, el humo de un cigarro y el sabor de mis añejos tintos?
Palabras,
intenciones, promesas y de vez en cuando, una caricia. Poesía, letanías de
vida, rojas lunas de ajenos vientos y de vez en cuando, un beso que sabe a
distancia. Citas, cafés, historias nacidas en la hipocresía humana y de vez en
cuando, la perfumada habitación de un motel. Cantinas, calles que lloran dejadez y soledad,
luces que claman su jubilación y de vez en cuando, un abrazo que sabe a
misericordia.
Vida! mórbido paraíso para los que solo sabemos dar, sin recibir. Vida! ¿Cuánto me darías por cambiar tu mundo? ¿Cuánto te daría por saber cuándo me darás? ¿Cuándo me dejarás, para saber cuánto amaré? ¿Cuándo me explicarás tu destino, para ya dejar de llorar y empezar a soñar?
Envolviste
mis sueños en el laberinto de tu ajedrez y siempre fui tu peón más adelantado.
Jugaste serpientes y escaleras con mis ilusiones y siempre regresé a tus
infiernos. Me convertiste en videojuego y fui el castillo, donde conquistaste a
tu adinerado príncipe…Y ahora quieres que sea tu lágrima, porque el príncipe se
convirtió en sapo.
Me convertí
en tu juego de mesa, en el juego de tu vida…En el juego de tus miedos.
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