Es tiempo
de reflexión, es tiempo de sentarse a la mesa y arrimar a tu lado una silla,
con los vacíos de tus nostalgias. Es la hora en que el recuerdo nos llena de
melancolía, la tristeza de soledad y quizás el “hubiera”, de culpas. Es un
espacio de vida en que dejamos que el escalofrío empape nuestra piel, por un perdido abrazo que nunca dimos, por una
caricia que nunca llegó a su destino, por unas palabras que jamás fueron
escuchadas y quizás por un olvido, que nunca teníamos que haber consentido.
Queremos
recorrer esos túneles de luz que atravesaron nuestros seres queridos, seres que
aún viven en nosotros pues su sangre recorre día con día nuestras venas. Almas
que se fueron y que todavía sentimos impagables deudas con ellas…Porque fuimos
testigos de sus viajes en esta tierra y vimos como sellaban su boleto de
partida, porque sus corazones marcaron nuestro destino y jamás supimos escribir
uno mejor para ellas, porque en su último aliento comprendimos nuestras errores
y entendimos que el tiempo para enmendarlos, ya había extinguido.
Razón humana que buscas explicaciones disfrazadas de sutiles excusas, miradas de silencio que voltean a una pared pintada de nada, pensamiento enredado en lágrimas que son tu única salida, repetidas oraciones sin eco y que no sirven para nada…¡Entiende! Son ellas las que oran por ti, son ellas las que ahora tienen verdadera vida, son ellas las que tienen la eternidad del tiempo en sus manos. Son almas que viven infinitos cuando tú lloras y cuentas minutos, son almas que ya te han perdonado porque viven en la pureza del amor…Son almas de luz.
Pero en tus limitaciones, quieres seguir navegando tristezas y escribiendo inseguridades a los que ahora llevan tu sangre. No repitas errores…Abraza tus nostalgias y déjalas ir, porque ellas ya viven libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario