La vida endureció tu corazón y cuando me
acerco a ti, siento una lágrima de tristeza en cada uno de sus latidos. Los
atajos que emprendiste, rasguñaron tu alma y ahora cada vez que intento
abrazarla, siento la profunda aspereza de sus cicatrices. Escribiste tu
historia y te olvidaste de la mía. Despegaste nuestros caminos y el tuyo llegó
a un bosque tan profundo, que ni el sol se atreve a tocar.
Convertiste una ilusión en quimera de infieles amantes y ahora en mis
sueños, solo te veo vagar entre pesadillas. Miro tus ojos y solo veo la intensa
lucha que sostienes contra tus demonios. Acerco mis labios a tu boca y el
escalofrío ya no invade tu piel…Acaricio tu espalda y mis dedos ya no resbalan
en su elegancia.
Perdiste
suavidad, acabaste con la ternura de tu ángel y es tanta la tristeza que
muestra tu rostro, que incluso la sonrisa, ya no invade las comisuras de tus
labios. Tú música abraza desdén y hunde tus sentimientos en un romanticismo
pactado con anhelos perdidos. Tu abrazo es frío, tu beso distante, tu palabra aún
es amiga de la mentira y tu orgullo, ese orgullo que pudrió tu destino…Sigue
siendo más fuerte que el viento de mi amor.
Te quiero
mucho, pero sé que ya no me sientes. Te amo desde mi alma e intenté rescatar
esa semilla que un día enamoró mi corazón. Te siento desde el crujir de mis
entrañas y es tanto el deseo que tengo de ti, que todavía no puedo escribir una
palabra, sin que recuerde en ella, una de tus caricias.
Quizás sea
el momento del adiós, quizás sea el instante en el que la pasión y el orgullo,
se divorcien por siempre…Quizás sea esta noche, la noche de la luz al final del
túnel, la noche de nuestro último abrazo, la noche de nuestro último beso… Este sentimiento, no lo depositaré en tu mesita de noche, lo dejaré escrito en mi camino y hundiré mis huellas en otros atajos que reescriban mi destino...Porque ahora sé, que ya no me sientes.
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