Estuve en
el lado oscuro de tu luna y no me dió miedo. Por un momento, me abrazó el
temblor de tus dedos, la soledad de tu piel y la inseguridad de tu alma.
Crecieron ansias y deseos de conquistar tu corazón, nacieron versos y te recité
dulces melodías, medité en tu vientre y olí cada poro de tu nostalgia. Pero mi
gran pasión casi rompía tu fragilidad, mis besos mordían tus labios y nunca
sentí el atrevimiento de tu lengua. Mis manos acariciaban tus pechos y en su
erección, sentí frío.
Despacito, arrodillé uno a uno mis sentimientos y dejé que poco a poco,
se escribieran en tu alma. En silencio cerré mis ojos, para que los tuyos me
sintieran; vestí de azul esa medianoche y dejé que los escalofríos del
universo, recorrieran la desnudez de nuestros cuerpos. Me sentiste y te sentí,
pero la osadía fue cobarde en el lado oscuro de tu luna. La inteligencia durmió
las palabras y nunca creció la poesía, la gran sombra se adueñó de nuestros
sueños y vivió el miedo, cuando renació
el recuerdo del pecado.
Quise
amarte esa noche, pero la tristeza apagó la sed de ti. Quise poseer tu
hermosura, pero el polvo de negras estrellas, borraron tu cara…Quise cambiar tu
historia y solo hundí la mía en las fangosas enredaderas de tu pasado.
Estuviste en mi sueño y yo conocí, el lado oscuro de tu luna.
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