Me
quedé dormido entre las sombras de tu olvido y en el querido sueño, vi temblar
las paredes de mi soledad. Sentí que tu cara se dibujaba en ellas, se
difuminaron los colores de la vida y en el plasma de lo subliminal, acaricié tu
piel. Entré en el bosque de los sentimientos y te busqué: Caminé el mundo de la
fantasía y mi alma se llenó de quijotes y molinos de viento, salté entre ramas
y obligué a mis sueños correr entre sus espinas, mis manos taparon luces, mis
pies se enredaron una y otra vez en los lodos del fango y cuando por fin mis ojos tocaron un rincón
de tu mar, solo pude comer las putrefactas algas que arrancaron tus miedos.
Olvido,
letargo mental que pocas veces eres verdad. Olvido, sensación de indiferencia
en la distancia de un querer…Olvido, lágrima que perforas emociones y amargas
ilusiones.
Inquietud y pesadilla, odio contenido y rencor asumido. Letanía aceptada en tu desamor, pausa y reflexión que no encuentra un solo eco en tus pensamientos. Distancia eterna que encoges minuto a minuto mis esperanzas, síndrome del olvidado que llenas mi piel de ampollas de sangre y cicatrices de remordimiento. Quisiera ser tú y poder olvidarme de mí, pero mi historia es demasiado importante para cambiar de alma y tu vida demasiado insignificante para poderla asumir.
Olvido,
cáncer de vida que carcomes poco a poco la resistencia de un corazón. Olvido,
palabra expresada sin el permiso de la memoria. Olvido, lanza de fuego que
sellas el manuscrito de un destino.
En tu
olvido renazco y en él, escribo otra vida…La vida que merezco, sin ti.
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