Sucumbí
ante tu pasión, me perdí en tu profundidad…Sentí lo que nunca soñé, acaricié lo
que nunca sentí y en la dulce perversión
de ese instante, enamoré mi piel de tu sudor.
Cresta de ola que alcanzaste tu clímax en mi cuerpo, miel que transpiras
rosas, lágrima que escribes éxtasis en mis ojos…Sensualidad de mujer que
poseíste mi alma hasta la extenuación del corazón.
En mis
dedos nacieron tus huellas, en tus labios vivieron mis besos, entre mis brazos
crecieron tus pechos y en tus cabellos perdí mis manos. Poco a poco en mis
sentimientos nació tu amor, en el silencio del deseo tu aliento penetró mi
garganta y en la exhalación de nuestro orgasmo, el viento rompió con su fuerza
nuestros miedos.
Rasgamos
sábanas, enaltecimos lunas, arrancamos tiempo de nada…Abrimos manos y dejamos
que en nuestros puños viviera la pureza de la intensidad, la eternidad del
instante y la ternura de la noche. Conquistamos poesía, descubrimos humedades,
aprendimos que el dar no tiene medida, que recibir es gozar y que amar es
compartir todo.
Marea alta
que nos transportas al sublime sueño del amor, marea alta que excitas almas al
límite de la razón, marea alta que exprimes contorsiones y dignificas el
profundo abrazo de la generosidad, marea
alta que expones libertad al desnudar nuestros cuerpos…Marea alta que me llenas
de ansiedad, hazme tuyo cada día porque entre tus olas, escribiré la historia
de una pasión.
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