Dejé que mi
dedo recorriera tu mejilla y en su ternura acarició tus lágrimas, unas lágrimas
que empaparon mi alma de miel. Cerré tus
párpados y sentí la profunda humedad de tus pestañas, gritando dolor.
Escribiste tu
vida en los brazos equivocados, abandonaste tus sueños en el limbo de un falso
querer. Convertiste a un oscuro ser en tu religión y a sus palabras en tu
credo…Y ahora que tu memoria solo está llena de tiempos perdidos, lloras vida y
deshaces ilusiones en cada uno de tus versos.
Soldaron
amargura en tu vientre, te llenaron de ásperas caricias, desgajaron tu cuerpo y
golpearon tu piel. Aguantaste una supuesta fidelidad que nunca te correspondió,
destrozaron tus sentimientos, llenaron de sangre tus ojeras y cada vez que te
levantaban una mano, tu escalofrío era tan intenso que el miedo era infierno y
el dolor, una ansiada muerte.
Quizás por siempre recordarás que en tu historia, hubo otra vida: Una vida que vestía sedas en el terror de un supuesto hogar, una vida que comía deshechos y bebía hipocresía, una vida que lloraba vida en el silencio de tus noches, una vida que solo explicaba la sinrazón de un machismo retrógrado, imbécil y perverso.
Resucita tu
destino y no dejes que las lágrimas sean la explicación del infame poder de la
violencia. Renace, porque en tus manos, germina día a día la semilla del amor.
Deja que los sentimientos invadan tu piel, porque seguro llegará ese día, que
serán acariciados en toda su hermosura. Cierra tus ojos y no llores, cierra los
ojos y sueña, cierra los ojos y reflexiona…Cierra los ojos y vuelve a vivir.
Naciste de la
luz, eres su resplandor y en la eternidad, serás Sol. Reinarás sobre millones
de estrellas, gozarás la ternura de mil lunas, tu silencio será viento y tu amor levantará tantas olas que no habrá
mar que las pueda abrazar. Tus ojos respiran verdad, tu aliento exhala
esperanza, tu corazón late en cada una de las almas que tocas y tus
lágrimas…Tus lágrimas son de miel.
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