En ti aprendí cómo eran los
colores, de ti esa oración que de rodillas rezabas llena de temores, en tí ese
beso a media boca que mordía mis sabores, de ti, esa caricia tan hermosa que
abría mi alma siempre sumida en desamores. En ti aprendí como el viento silba
entre rocas sin tocar la lividez de una mariposa, de ti el por qué el amor
huele a rosas y en ti por qué el tiempo si uno quiere, es otra cosa.
En ti aprendí que la mirada habla
entre silencios, que un aliento puede ser travieso, el suspiro deseo y el grito
perverso. De ti aprendí que tocar contorsiona el verso, que respirar a veces es
robar, que absorber es quitarle al poro su densidad, que perder espacio es
ganar ansiedad y que una noche, puede ser eternidad.
En ti escuché del mar su espuma
bailar, cada gota de cielo que de lluvia lo quiso llenar, cada migaja de
Universo que gime en mi ansiedad y cada silencio que entre latidos es poesía en
el asombro de tu beldad. De ti escuché cuando el vapor de tu garganta se
convertía en palabra, cuando cada grieta de tus labios gritaba mi alba, cuando
cada burbuja de tu saliva me engullía completo y mi piel erizaba.
En ti saboreé la miel que nacía
de tu vagina, el calostro de tus senos, la imaginación de cada uno de tus deseos
y también la erección suave de tus pezones cuando en mi boca escribían sus
besos. En ti saboreé las ubres del pecado, cada azufre de aquel infierno que
habías pasado, cada momento que tus lágrimas habían resbalado y también aquel
instante en que llegaste a este mundo y nadie sabía que de mí serías, el más
hermoso de los regalos.
En ti olí el aire de la vainilla
copulando con el incienso en vara, el mosto del vino pisado en cada rincón de
tus membranas, el fluir de la fresa pegada a tu pubis, la sal de un caviar
cuando entre tus senos sudaba, el exhalar de la burbuja de un cava cuando entre
tus labios cada comisura bañaba y también a qué sabían esas briznas de tu
pensamiento, cuando en la profunda imaginación rizaban entre cabellos, cada
punta y cada pedacito de mis canas.
De ti sin querer llené de belleza
mi vida, de esa maravillosa condición
que el hombre busca en una mujer divina, ese saber que tienes escrito bajo tu
piel y que solo yo supe leer, esa humedad que cada noche me dice que te debo
querer, que sin ti seco viviré, que en ti mis sentimientos mojaré y que sobre
ti, mi ser te daré. En ti me fundiré, mis letras de placer llenaré, mi música
tendrá de quien aprender, mis días la necesidad continua de tu ser y mi vida, ese
renacer que el Universo pone en mis manos y que te aseguro que en mis puños,
jamás tendrá que perecer. En ti y de ti, amar aprenderé.
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