Te cansaste de exprimir vidas y ahora
que solo te piden cinco minutos para conversar, no tienes tiempo. No tienes
tiempo porque agotaste tu vida asaltando sentimientos, agotaste tu vida en los
miedos del dinero y agotaste vida, en los reciclajes de tu maldito orgullo. Te
sentiste en el poder, en ese poder que crea perversa ilusión en la compra de
ajenos corazones y te imaginaste en la cima…Y llegó el día en que las carencias
del alma insultaron tu pobre inteligencia, las palabras se llenaron de vacío y
cuando miraste tus manos, no había nada.
Descubriste que la vida no perdona y que
el tiempo pone a cada quien en su lugar, supiste de una vez por todas que es el
destino el que da y quita razones y que por mucho que escribas y leas palabras
de amor, nunca lo tendrás si en tu corazón no vive. Es tan obvia tu esencia,
que cuando el pedir perdón es necesidad para tu alma, se esconde entre los
nervios de tu pobre mente y nunca sale de tu boca.
Vomita fingideces y sé auténtico. Sé lo
que debes ser y olvida ajenos defectos, pues los tuyos, destruyen vidas. Arrebata del alma sus miedos y funde tus
infiernos en el olvido. Divierte tus ideas y crearás imaginación, alimenta tus
neuronas y serás inteligente…Llena tu corazón de ternura y quizás optarás al
amor. Siente y sentirás, da y recibirás…Escucha y aprenderás.
Frigidez de vida que embargas almas y les
quitas el poder de existir, pecado original que todavía retumbas entre los
oídos de nuestra raza…Educación martajada y diluida entre las falsas políticas
del hipócrita bienestar. Simbiosis de vida que intercambias poder por hambre,
votos por centavos y promesas por abandono.
Hundimos razones y mostramos nuestra cobardía
por comodidad o quizás solo nos esforzamos en el sutil conformismo. Desperdiciamos
palabras que solo llenan el vacío de incómodos compromisos y cuando nos damos
cuenta que es el dinero el que mueve todo…Fingimos vida, compramos libertades y
mentimos nuestros destinos.
Te hablo a
ti y a tantos que como tú, tienen el alma perforada y la cartera llena, el
corazón seco y las palabras desenvainando promesas…La mirada perdida y las
manos vacías. Porque debes saber que no
eres eterno y en tu viaje nada te llevarás, que tu tumba nadie la recordará y
que en tu epitafio, solo habrán puntos suspensivos, esos puntos que escriben
olvido y soledad.
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