Atraviesa el valle de los sentimientos y ven a mí, deshaz hilo a hilo la
cordura del sueño y respírame, contagia el cielo con tus besos y llénalo de
ternura, sorprende a la noche con tu aliento y llénala de estrellas. Deja que
tus ojos destellen magia, que tus brazos sean capaces de darme regazo, que tu
piel olvide su orgullo y se atreva a ser sudada…Deja que mi corazón suene a
tambor, cuando mi mano por fin te toque.
De
rodillas cambiaré el destino, de colores vestiré la seda de tu distancia para
que ni una transparencia sonroje otras lunas, de imaginación enredaré tus
cabellos para que cuando los tenga entre mis dedos, solo se liberen. Cada noche
llenaré mis labios con el intenso sabor del calostro de tu alma, cada amanecer
le diré a las palabras que rimen con tu rocío, cada atardecer, exigiré al Sol
que en su ocaso escriba tu nombre en el horizonte y así pegado al mar, sus olas
lo tatuarán en la planta de mis pies.
Entiende el sentir de mis bruces en el supremo anhelo de tu deseo, entiende
que la razón es parte física de la memoria y que la locura es tener tu esbozo dibujado
en los surcos de mi corazón. Date prisa porque mi mundo se acaba, apresúrate
porque es tan intenso el temblor, que el escalofrío ya invadió mi espíritu. Ven
a mí porque nuestros destinos están cruzados, nuestras miradas ya contagian
pasión y nuestros cuerpos, quieren ser uno.
Te lo
ruego, víveme, porque el arrepentimiento morirá en mis brazos. No te pido una
oportunidad sino un poquito de eternidad, porque en mi jardín ya sembré todas
las flores del edén, todos los árboles del Universo conocido y todas las
semillas de cada sueño que tuve de tí. Le dije al viento que quitara espinas a
mis rosas y las devastó, le pedí a la lluvia que llenara de vida mi jardín y lo
llenó de cielo, le rogué al cielo una bendición y escribió en él su maná de
Amor, le pedí al Amor que fueras mía y me recitó esta oración:
“Amor
mío, solo te pido un segundo a mi lado para que puedas leer mi abrazo, para que
tus ojos roben una de mis lágrimas, para que tu corazón sienta mi sangre. Compraré
el reflejo a mi luna y en tu desnudez lo tatuaré, llenaré mi sudor de fresas y
chocolate y en tus caricias de ellos te alimentarás, recogeré los acordes más
románticos que la música haya parido y con ellos reventaremos nuestras noches
de pasión, juntaré las más hermosas ceras de soñadas veladas y con ellas
iluminaré el polvo de un millón de estrellas, para que cada una de sus chispas,
prendan tu alma…Y ahora, le pido al Creador un segundo contigo, un verso de paz
que trague el insomnio por ti, una ilusión vestida de mujer que sepa a ti… Y en
mi silencio, en mi sagrado recogimiento…Él transfigura su esencia, me mira en
su intensidad de luz, muestra las palmas de sus manos y puedo leer en ellas, un
pedazo del infinito pergamino de la eternidad. Un pergamino nacido de su piel
donde están bordadas en oro dos palabras: tu nombre y el mío.” AMËN.
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