Vi en tus ojos
el amanecer entre tus brazos y sonreí, vi en tu cara la placidez de mi luna y
te creí, vi en mi espejo el paso de los años y sonreíste, leíste mi poesía…Y me
creíste.
No fuiste mi
pasatiempo ni tú mi crucigrama, no fui ave de paso ni tú la golondrina del
adiós. Encerramos sentimientos en nuestra noche, dejamos a miles de estrellas
como testigos de nuestro amor y bajo las sábanas, humedecimos pasiones y avergonzamos las sedas
del “qué dirán”.
Profundo amor
que no dejas cabida a la duda, hermoso sentimiento que nadas en la seguridad de
ambos mares. Amanecer de ternuras, oliendo a café.
Crecimos,
luchando por ser. Vivimos experiencias
en el dolor, que nos enseñaron que amar no
es un acto gratuito, amar es imaginar que el dar es recibir, que tu cuerpo es
mi piel y que tu alma llora en mi corazón. Amar es conocer la inteligencia de
poseer sin lastimar, es entender la capacidad de expresar sin hablar, es
compartir tu todo para recibir su plenitud… Es brindar con dos copas de cava y
no dejar que una gota rebase el borde de la nostalgia.
Porque el día
después, no será un día con una nota en la mesita de noche, no será un día con
una marchita rosa en su almohada...No será un día de “adiós”, será un día que
nos amaneceremos desnudos…Oliendo a café.
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