De niño soñaba
con brujas. Las veía por la ventana de mi habitación volando con sus escobas,
cruzando lunas y estrellas, viajando entre mares y desconocidos cielos,
cautivando sueños y escribiendo con sus estelas tantos deseos que encelaban mis
anhelos. En mi adolescencia las convertí en mis novias aunque nunca regalé una
escoba a ninguna de ellas y ahora las veo caminar todos los días a mi lado y a
veces ni cuenta me doy…Hay tantas!!!.
Castillos de
fuego, aquelarres, hogueras inquisitorias vengan en mi auxilio pues mi demencia
pide una pausa, un SOS, un respiro ante la invasión de las brujas. Llegan del
norte, del sur y de Salem, algunas llegan del hielo y otras directamente del
infierno…Miro mi luna y entre sus cráteres veo una escoba, estoy gozando un
hermoso ocaso y entre las rojas nubes siempre aparece un sombrero de picos, voy
a un antro y entre los humos siempre hay una nariz con una verruga.
Visiones
paranormales que enturbian la sátira de mi vida.
Deshago miedos,
invierto en soledad y en mis blancas paredes se pintan siluetas que bailan
desnudeces entre escobas y feos pelos. Esquizofrenia compulsiva de un sueño de
niño o cruel realidad de lo que me rodea. Escobas, picos y verrugas. Magia,
vuelos de viejas estelas o legendarios pergaminos que no admiten dudas, Y
dicen los viejos del lugar…Porque de haberlas...Haylas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario