No llores
pues seguramente la razón de tus lágrimas no vale la pena, no llores porque
esas húmedas caricias de los ojos a tus mejillas las conviertes en tristeza. No
llores porque cada una de esas gotas nacen en tu alma y secarás su vida, no
llores porque siempre hay un ángel a tu lado que recita dulce poesía en tus
oídos…Solo escúchalo, mira tu espejo y verás su sonrisa.
Juegan los
sentimientos, brincan entre emociones y
traiciones. Juega la vida con nuestro entendimiento y juega el amor en nuestra
frustrada comprensión. Respiramos intensidad cuando la calma abraza nuestro
camino y nos dormimos cuando la oportunidad toca la puerta. Retamos ajenos
deseos solo por presumir el plumaje de nuestro orgullo y en la desidia dejamos
perdidas entre los atajos de nuestro destino a personas que si “valen la pena”.
Nunca una
lágrima será excusa, nunca una lágrima será pretexto por una culpa que no
sabemos reconocer…Porque llorar no es pedir perdón, solo es desahogar el alma.
¿Alguien
merece solo una de tus lágrimas? Si es
así, solo díselo porque seguramente no lo sabe y tu sollozo solo llenará el
silencio de tu habitación.
¿Alguien
merece solo una de tus lágrimas? Si no es así, recógelas una a una y siémbralas
en tu corazón para que renazca desde la virtud de tu alma.
Completa el
ciclo de vida. Despeja dudas y aparta las humedades de tus ojos. Sonríe porque
ahora estás escribiendo el principio de tu nuevo destino. Deja que tus manos
reciten las emociones que salen del corazón, deja que las rimas de la nueva
vida las componga tu alma… Deja que tus
ojos traspasen los límites de tus propios miedos y nunca dejes que el vaho de
tus lágrimas, empañe tu camino.
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