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martes, 4 de abril de 2017

TU PEQUEÑO SECRETO...


                 Naciste entre algodones de ternura y la naturaleza te abrazó en todo su feminidad. Alcanzó el misterio tu adolescencia, llegaron las dudas, te asaltó el miedo y probaste las ubres del infierno social. Te quedaste en aquella penumbra, cubriste de hielo tu timidez y tu pequeño secreto se quedó en un rincón de tu corazón.
                  Desde entonces has desafiado vida y al poder selectivo del amor. Desde entonces, la pubertad cubrió de agua tu alma y en ella se ahogan tus sentimientos, en su acústica se reprimieron tus deseos y en su frágil membrana, solo tus temores, caminaron de puntitas. Perfecta amante sin un cuerpo para poderlo demostrar, incansable trabajadora y creadora de sublimes sueños que solo tu luna conoce. Vives por ti, porque nadie se atreve a vivir para ti. Rezas por ti, para que nadie toque tu pequeño secreto y en tu libertad solo esperas un abrazo que llegue de la sinceridad, no de la misericordia, que llegue del corazón no del “quedar bien”, que sientas su alma y así poder liberar la tuya…Pero ese abrazo no llega.
                  Te encubriste en las sombras sociales del “qué dirán” y razón no te faltaba. Maduraste mucho más rápido que los que te rodeaban, compraste hermosos vestidos, elegantes y sensuales perfumes, descaraste aquella vieja calle donde naciste, venciste las sonrisas del sarcasmo, pero los que bien te conocieron no olvidaron tu pequeño secreto.  
                  Decidiste emprender un viaje a donde sea, a donde sea que el mar te lleve, a donde sea que otras lunas se arrodillen a tu belleza, a tu inteligencia, a tu ternura de mujer. Buscaste la felicidad humana, las razones que mueven otros corazones y un cielo donde entre un millón de estrellas fueras una más. No buscaste que vieran tus destellos, sino que te vieran solo a ti, a esa mujer que desea vivir, enamorarse y apasionarse, a esa mujer que quiere compartir un sueño, un desvelo y las sedas acariciadas de una cama.

                   Sufriste aquí y allá, luchaste por un lugar aquí y allá, lloraste, gritaste, pediste asilo a la soledad y un día entendiste que lo que tenías que mostrar era tu alma, esa alma que todavía nada en la dulzura de tu pubertad, esa alma que un día tus miedos ahogaron porque en ella escondiste tu pequeño secreto: Eres hombre pero vives y sientes como mujer, una maravillosa mujer.


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